La araña de Google bucea por Internet, llama a la puerta de las páginas y espera. La puerta se abre o no en función de la configuración del servidor. Cada página decide si abre sus puertas y sus contenidos a los buscadores digitales. También existen medidas tecnológicas para blindar el acceso. El proceso posterior es conocido: los usuarios encuentran la información organizada en los motores de búsqueda, quienes se lucran con la publicidad gracias al tráfico que generan. Esta arquitectura ha provocado un conflicto entre los editores de medios de comunicación y los buscadores, cuya cabeza visible es Google. El debate es recurrente y ha sido resucitado por Alemania. El consejo de ministros alemán aprobó, el 30 de agosto, un proyecto de ley por el que los buscadores de Internet y agregadores de noticias tendrán que pagar a los editores un canon por reproducir sus contenidos. Los requisitos son claros: tiene que haber ánimo de lucro y agregación 'sistemática' de noticia...
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